Una nueva categoría en el Convenio

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Voy a empezar este artículo hablando de Paloma. Paloma es una empleada de nuestro Contact Center. Paloma tiene un trabajo muy importante que desarrollar en el día a día, su labor es mantener el “buen rollo” que necesita respirarse en un Contac Center de ventas. Paloma anima en su día a día a los comerciales, lleva el control en sala para que se respeten las normas básicas, detecta cuando alguna persona tiene un mal día y se desvive por animarle.  Paloma ayuda a que los agentes no acumulen tensión entre llamada y llamada, y rompan con la rutina que acompaña a una intensa jornada de trabajo al teléfono. Podría extenderme en la descripción de su trabajo, pero voy a resumirlo en una palabra, Paloma es Animadora.  

Sin embargo, la categoría de Animador no es una categoría que se contemple en el convenio actual. Hay algo que se me ha olvidado comentar y, es que Paloma es una persona con Síndrome de Down. Utilizaré una vez la palabra discapacidad porque es lo que se considera el Síndrome de Down, sin embargo, Paloma está contratada por su capacidad.  

Afortunadamente, el considerar otro tipo de capacidades en el desarrollo de nuestro trabajo, no es algo que hayamos inventado. Os invito a leer este interesante artículo de Harvard Buseness Review donde se habla de que, en muchas industrias, las empresas innovadoras están demostrando que la inclusión de personas con discapacidad puede generar una ventaja competitiva real, fomenta una cultura más colaborativa y una rentabilidad a corto plazo.  

Hago con este artículo una apología a las capacidades diferentes de personas consideradas con discapacidad intelectual como ventaja competitiva para el desarrollo de un trabajo que considero de vital importancia e invito a mis colegas del sector que saben de lo que hablo a que prueben la experiencia. Y sobre todo que no se trata de un acto caritativo…¡se trata de ser inteligente!